Todo comenzó con la consulta de un pariente
de Belén y Roberto que tenía tos seca y fiebre. Ese hecho fue el primer paso
para un mes de angustias, miedos, dolores y aislamiento.
Los primeros síntomas de un contacto
estrecho se registraron días antes del fin de semana largo de julio, donde se
registró uno de los brotes más fuertes de casos en la ciudad.
“A nuestro pariente lo aislaron en el Hotel
para preservar a su familia. Cuando nosotros nos enteramos de la situación, por
decisión propia también nos aislamos, porque uno de nosotros había tenido
contacto con esa persona. Desde ese día ya nos quedamos en casa. A los dos días
le llega el resultado positivo; su mujer también da positivo; a sus hijos no
los hisoparon. Al tercer día empezamos con síntomas, tanto mi pareja como yo”,
comenzó a relatar Belén que continúa cumpliendo el aislamiento en su casa.
Su marido tenía fiebre, tos seca, dolor de
cabeza, dolor de espalda y ella también –con excepción de la fiebre. El pequeño
Benicio estaba bien, pero unos días después tuvo un poco de fiebre y comenzó a
sentirse molesto.
Afortunadamente los síntomas del bebé –que
estaba por dejar la teta- comenzaron a desaparecer a las 24 horas, mientras que
sus papás comenzaban a empeorar. A los dolores, y la fiebre se sumó la pérdida
del olfato.
“Nos hicieron los hisopados y resultó mi marido positivo, mi bebé con Covid y yo negativo, aunque seguía sumando síntomas. De a poco comencé a sentirme mejor pero mi marido continuó con fiebre durante casi diez días; tenía muy poco apetito y le dolía todo el cuerpo”, relató la mamá que confesó que ver bien a su hijo le hacía sentirse mucho mejor.
Los miedos a la separación
Antes del resultado Belén experimentó
muchos miedos. “Pensaba en que si los dos éramos positivos y el nene era
negativo ¿qué hacíamos con él? Viví mucha angustia de sólo pensar que me podían
separar de mi hijo; fue muy angustiante porque hay mucha información sobre el
Covid, sobre la lactancia y a veces te marea”.
“Yo había leído que seguir dándole la teta
era muy bueno y que no perjudicaba al bebé; así que seguimos con la lactancia y
mucho más en esta situación, sobre todo cuando tuvo fiebre para que se mantenga
nutrido e hidratado”, explicó Belén que recuerda que el día más difícil fue el
día en que los hisoparon a los tres: “Nos avisaron que teníamos que ir en ese
mismo instante y fue el peor momento porque nos dolía todo y el nene percibía
todo”.
“Llegamos al Hospital con todas las
indicaciones que nos habían dado para no contagiar a nadie, porque más allá que
no teníamos el positivo, teníamos muchos síntomas. Toda esa situación del
Hospital fue muy angustiante porque querés cuidar al resto y no sabés cómo”.
“Al primero que hisoparon fue a mi bebé;
fue complicado porque tenía que sostenerlo para hacérselo, porque a pesar que
es un procedimiento simple es muy invasivo. Después le tocó a mi marido y a mí.
Fue una de las semanas más complicadas porque fue el rebrote y las enfermeras
estaban trabajando a full. Nos atendieron muy amablemente, súper atentas. Ahí
consulté sobre el tema de la teta y me dijeron que sí, que le siga dando”.
A los dos días llegaron los resultados. Ahí
volvieron los miedos en la familia, porque Roberto y Benicio eran positivos y
Belén negativo; pero afortunadamente les permitieron seguir aislados a los tres
juntos.
Desde el Hospital los llamaron todos los
días y a cada rato para ver cómo estaban y para saber si sus síntomas seguían
igual o empeoraban. Hasta el momento siguen aislados porque algunos síntomas persisten,
pero en general los tres se encuentran mejorando sostenidamente.
Una montaña de emociones
Belén confesó que por momentos se enojaba,
“por momentos tenía miedo, después me relajé y también me enteré de comentarios
de personas muy dañinas que inventaron cosas que pueden perjudicar en nuestro trabajo…Pueblo
chico, infierno grande, dicen. Desde el Hospital nos contuvieron muchísimo, al
igual que muchos familiares y amigos”.
“Siempre estuve convencida que tenía que
seguir dándole la teta porque era lo más sano para él porque era su seguridad,
su contención, su caricia de calma y de tranquilidad ante tanto lío, tanta
angustia y tanto miedo”, concluyó.
“La lactancia no sólo es teta”
Repensando acerca del concepto “lactancia
materna”, y en pleno aislamiento Belén expresó que “no siempre la lactancia
materna es la teta porque también hay mamás que no han podido, otras que no
quieren dar la teta y se sienten juzgadas; hay otras que no tienen la
contención y el acompañamiento para vivir este proceso que muchas veces es
doloroso, nuevo.
La lactancia va mucho más allá de dar la
teta; es generar el vínculo mamá- bebé y eso se puede dar con la teta, con la
mamadera, con una sonda o botón gástrico, porque hay infinitas maternidades y
realidades de bebés y de familias. Hay que ser abiertos, tolerantes,
respetuosos para poder ver todas estas opciones. Lo principal es el vínculo y
de la manera que se haga no importa, lo que importa es que se haga con amor.